27 de mayo de 2018

Suicidium interruptus


Mi vida es un constante no pertenecer.
Un permanente viaje que empieza en el cero y termina en el cero.
Un llanto infinito en una sala de partos sin madre,
sin partida de nacimiento,
sin partida de defunción.
Mi vida es nómada donde los demás asientan sueños.
Es un adiós de enamorados quinceañeros, 
que deben irse pero se resisten.
Mi vida es una canción que nadie escucha, 
una moda que nadie usa, 
una tienda que no ha cerrado
porque el reloj se ha detenido
y las persianas que ya no pestañean
no permiten distinguir si es de día o es de noche. 
Mi vida es un fantasma aferrado a sus huesos fosilizados. 
Mi vida no se ha acabado porque no sabe que ha empezado. 



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