7 de julio de 2009

Adicción

Ver lágrimas en tu rostro
de terror
de placer
de alegría
de pena…

Ver tus lágrimas me llena.

Oler tu sangre
en las opulentas venas
de tu cuello inflamado,
por mis dientes tallado
por mis dedos amasado…

Oler tu sangre me llena.

Sentir tus pechos
túrgidos y moribundos,
plenos de deseo
duros de la miel que de ellos bebo
duros de la hiel que con ellos te llevas…

Sentir tus pechos me llena.

Saborear tus muslos
de abajo arriba,
ver temblar tus piernas
cuando mi lengua te investiga
cuando mi lengua te torna en fuente…

Saborear tus muslos me llena.

Oír tus gemidos y tu súplica
de placer, de miedo,
oír tus halagos al arte que nos anuda
cuando te destruyo por dentro
cuando te construyo por fuera…

Oír tus gemidos y tu súplica me llena.

Mis sentidos se consumen en ti
En tus movimientos y ritmos
En tus ruegos y silencios
En tus cimas de sabor y tus simas de sal
En tus aromas de reina y cortesana
En tus formas y tus sombras.

Cada noche de mi vida te sentiré
estés a mi lado o estés con mi soledad.
Cada noche te arroparé en tus pesadillas
y cada día te robaré el recuerdo…

Con lo que vivimos, con lo que morimos,
con lo que aún podríamos seguir viviendo,
con lo que aún quisiéramos seguir muriendo.

Eres el ataúd de la mujer que conocí
y yo yazco en ti eternamente.


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