30 de mayo de 2011

Con vexo

Abro el viento de mi alma
al quizá de tus palabras
que no calman
-no son magia-
que no oran por la vida
ni se lían con la muerte.

Mi dicha no es trofeo
ni tus muecas son laureles,
son medalla de tu olvido
y de pistas que he perdido
en trayectos consumidos.

Una violeta se asoma
a la vuelta de tu retina
recorriendo con su tallo
la cansina hipocresía
de un amor que no camina
de un fulgor que no me anima.

El cuervo anuncia el fin
y la procesión
-que siempre va por dentro-
se desploma sin fanfarria
del suelo al cielo
que tu guiño ha convertido
en el limbo más perverso.

Eres un salmo a mi muerte
eres la rima de mi suerte.
El sendero que me aplasta
y calcina mi esperanza.

No te has ido de mi vida
te has quedado para siempre
en mi sangre
en mis poros
en el incendio de tu olvido.

Mis paredes me encierran
en ti
y tus prados me redimen
de mí.

Calma exige mi quebranto,
agonía
peso
y llanto.

No me voy si tú me olvidas,
no me quedo si te alejas.
No me aterra tu partida,
si en mi alma ya no habitas.

Has dormido mi pasado
y has matado mi futuro.

La melodía sacrosanta
que sin ritmo claro bailo
no es tu ausencia
ni es mi presa
es vivencia de violencia.

Y tú lloras.
Y yo...
No, no lo sabrás.
Jamás.

2 comentarios:

  1. Muy bueno, como siempre. Gracias por compartirlo.

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  2. Muy bueno como siempre, Gracias por compartirlo.

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