11 de octubre de 2007

Hágase mi carne

Estampas de sangre del ayer
Risas y lamentos perfilados
Heridas henchidas de mí
¿Mendigué acaso el vacío de tu aplauso?

Adules o no allí morarán
Son ayer vuelto mañana
en el tormento de su hoy
Con mi clamor
Con mi calor
Con mi amor
Con mi ardor
Sin importar tu adhesión.

¡Qué? Mi piel no es religión
¡Qué? Mi piel no es secta
¡Qué? Mi piel no es tu otro yo
El que sofocas máscara tras máscara...

Con sangre y tinta
-para mí-
rasgo mi vestidura
¿Desde fuera?
¿Desde dentro?
(Oye, es desde fuera y/o desde dentro).

Tú posees tus historias
-tus monstruos y tus ángeles-
(¿o te poseen ellas a ti?)
Las confiesas entre risas
Las ocultas chorreadas de llanto
Te ensoberbeces con ellas
Te ruborizas por ellas
Yo tengo las mías
y las trajino en procesión
-ermitaña, sin feligreses, sin votos, sin promesas, sin ofrendas-
en el tabernáculo de mi piel
y en las estrías de tu fatigado contrato social.

No te pedí permiso para obrar mi vida
No te di permiso para sancionar mi tinta
No te pedí permiso para componer mis leyendas
No te di permiso para fruncir tu ceño
cada vez que ves los estigmas
del inicio del final de mis tiempos.

Si no eres capaz de descubrirme
en la raíz de mi tinta
¿cómo osas exigirme que te revele
lo que la sangre canjeada me ha dado
y me ha quitado?

10FEB2007

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