una vez más
y veo retazos de mi pasado
desperdigados como hojas de otoño.
Recuerdos del yo niño,
de ése que duerme y llora
de cuando en vez
rompiendo la desesperación.
Llantos guardados en los techos
donde el gato sarnoso ronronea
creyendo que es dueño
del aire que respira.
Risas de juego y risas de verdad,
flotando en el tiempo
recogido en mi mente,
grabado en la mugre de las paredes.
Los anuncios de publicidad
cambiados y recambiados
aún con la misma carga desastrosa,
ladrones de millones.
Edificios que tienen mis huellas,
ascensores que recuerdan mis olores,
departamentos y casas
que abrieron y cerraron sus puertas,
a veces con satisfacción,
a veces con pena o terror.
Mi ventana,
hace meses una ventana más
entre miles que adornan la ciudad.
Hoy su transparencia produce
lo que otras veces produjeron personas,
animales o cosas.
22 ENERO 1999
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